Las sesiones de firmas a veces son infernalmente aburridas.
Si además estás en un Salón del libro en territorio comanche (oséa, en el stand de una editorial con la que estás a malas, a malas-malas, a malas de cojones de malas), pueden ser letales.
Y en esas estaba yo, preguntándome por qué demonios habría accedido a participar, si además estaba promocionando a un personaje que ni siquiera era de mi propiedad y otras cuestiones más metafisicas, cuando un editor amigo (porque todos mis editores son mis amigos, a excepción de los de esa editorial, que no me querían ni ver, pero aùn me tienen que soportar. De momento... ) vino a decirme que Jean Giraud, alias Gir, aka Moebius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía, estaba firmando en su stand y que si quería yo que me lo presentara.
Si además estás en un Salón del libro en territorio comanche (oséa, en el stand de una editorial con la que estás a malas, a malas-malas, a malas de cojones de malas), pueden ser letales.
Y en esas estaba yo, preguntándome por qué demonios habría accedido a participar, si además estaba promocionando a un personaje que ni siquiera era de mi propiedad y otras cuestiones más metafisicas, cuando un editor amigo (porque todos mis editores son mis amigos, a excepción de los de esa editorial, que no me querían ni ver, pero aùn me tienen que soportar. De momento... ) vino a decirme que Jean Giraud, alias Gir, aka Moebius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía, estaba firmando en su stand y que si quería yo que me lo presentara.
Faltó que saltara dándome patadas en el culo y al poco estaba yo delante de él, qué coño, de Él, temblando como un flan y loco de contento, tendiéndole mi mano trémula, la mirada humilde del aprendiz, la mente trabajando en encontrar alguna forma de no quedar, inevitablemente, como un patán.
Fui presentado como "el nuevo dibujante de Spirou" y entonces ¡ah, compañeros!, entonces sentí como una luz celestial potentísima se abría paso en aquel pabellón cubierto y me iluminaba, porque Jean Giraud, alias Gir, aka Moebius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía... empezó a decir maravillas de MI trabajo.
¡Qué soltura! ¡Qué valentía haber enfocado así un clásico de la BD! ¡Qué expresividad! ¡Qué movimiento! ¡Qué bien dibujadas las manos! ¡Los personajes! ¡Los dinosaurios!
Un momento...
¿¿¿¿los dinosaurios????
Se fundió de súbito el foco luminoso según caía yo en la cuenta de que, aunque suelto, valiente, expresivo, movido, con manos y con personajes... nunca había dibujado yo un solo dinosaurio en uno de mis tebeos de Spirou.
Jean Giraud, alias Gir, aka Moeius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía, no estaba hablando de mi versión de Spirou, sino de la Yoann, uno de los autores a cargo de la colección paralela que llaman "una aventura de Spirou según...", que sí que había dibujado dinosaurios.
Tierra, trágame.
Hice lo que cualquier persona decente hubiera hecho en mi situación: No decir nada y atesorar para mí los halagos que eran para el otro.