jueves, 6 de septiembre de 2007

Jean Giraud.


Las sesiones de firmas a veces son infernalmente aburridas.
Si además estás en un Salón del libro en territorio comanche (oséa, en el stand de una editorial con la que estás a malas, a malas-malas, a malas de cojones de malas), pueden ser letales.
Y en esas estaba yo, preguntándome por qué demonios habría accedido a participar, si además estaba promocionando a un personaje que ni siquiera era de mi propiedad y otras cuestiones más metafisicas, cuando un editor amigo (porque todos mis editores son mis amigos, a excepción de los de esa editorial, que no me querían ni ver, pero aùn me tienen que soportar. De momento... ) vino a decirme que Jean Giraud, alias Gir, aka Moebius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía, estaba firmando en su stand y que si quería yo que me lo presentara.


Faltó que saltara dándome patadas en el culo y al poco estaba yo delante de él, qué coño, de Él, temblando como un flan y loco de contento, tendiéndole mi mano trémula, la mirada humilde del aprendiz, la mente trabajando en encontrar alguna forma de no quedar, inevitablemente, como un patán.

Fui presentado como "el nuevo dibujante de Spirou" y entonces ¡ah, compañeros!, entonces sentí como una luz celestial potentísima se abría paso en aquel pabellón cubierto y me iluminaba, porque Jean Giraud, alias Gir, aka Moebius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía... empezó a decir maravillas de MI trabajo.

¡Qué soltura! ¡Qué valentía haber enfocado así un clásico de la BD! ¡Qué expresividad! ¡Qué movimiento! ¡Qué bien dibujadas las manos! ¡Los personajes! ¡Los dinosaurios!

Un momento...

¿¿¿¿los dinosaurios????

Se fundió de súbito el foco luminoso según caía yo en la cuenta de que, aunque suelto, valiente, expresivo, movido, con manos y con personajes... nunca había dibujado yo un solo dinosaurio en uno de mis tebeos de Spirou.

Jean Giraud, alias Gir, aka Moeius, el grande, el dibujante entre los dibujantes, la fuente de inspiración, la energía, no estaba hablando de mi versión de Spirou, sino de la Yoann, uno de los autores a cargo de la colección paralela que llaman "una aventura de Spirou según...", que sí que había dibujado dinosaurios.

Tierra, trágame.

Hice lo que cualquier persona decente hubiera hecho en mi situación: No decir nada y atesorar para mí los halagos que eran para el otro.

Martz Schmidt



Pues este hombre, el Martz Schmidt (de origen teutón, de ahí el nombre artístico bizarro), era original de Cartagena, población murciana a setenta o cien kilómetros de Lorca, de donde salí (y digo salí, cuando debía decir huí) yo.
Resulta, por cierto, que era un magnífico dibujante, de múltiples facetas, más allá de lo que dejaba traslucir en sus por otro lado excelentes trabajos para Bruguera (como dibujante de agencia, via Toutain, trabajó mucho para Inglaterra, por ejemplo, en un registro humorístico pero con un tratamiento de luces expresionista sobre fondos más realistas... francamente interesante, eso sin contar sus ilustraciones, figurines para teatro y otras actividades a las que se entregaba como alma mater del grupo "la buhardilla", que reunía a buena parte de la intelectualidad artística barcelonesa de los cincuenta).
La cuestión es que en su Cartagena natal hicieron una exposición de su trabajo y allí que me fui yo, con mis quince años como única carta de presentación, y un book con fotocopias de mis tebeos, más contento que unas pascuas, con la idea de encontrar, por fin, un dibujante DE VERDAD. Llegué al vernissage, había champán y canapés, alcaldes y otras potencias locales y, lo mejor, decenas de originales de este hombre, por cierto exquisitos. Y el hombre en cuestión, que cubría con coqueteria y un peluquín su calvicie y departía con delicadas maneras con unos y otros. Acerquéme al grupo que le rodeaba y dije: "Perdón, señor Schmidt (se me trabó la lengua y pronuncié algo así como "smixtzss", con salibajos incontrolados de por medio). Me llamo Jose Luis Munuera, tengo quince años, vengo de Lorca y soy dibujante de tebeos"
"Vaya-dijo él- tan joven y ya eres diujante de tebeos".
"Bueno... no...no lo soy. AÚN."
"¿Esa carpeta que llevas tiene dibujos tuyos?"
"Sí. Tenga, dígame qué le parecen".
Así que el hombre se puso a mirar mis cosas. Fue muy atento y amable, y mientras me las comentaba, el resto del grupo se arremolinó para ver la carpeta. "Está muy bien, tienes madera" (con esto ya me daba yo por satisfecho), "pero tienes que aprender a controlar los materiales, la tinta... veo que usas tramas mecánicas, muy profesional..."
"Sí, pero son un poco caras"-decía yo, pues aún me duelen las ochocientas pesetas de entonces que costaba un pliego de Pantone... ¡cuántos recreos sin bocadillo para ahorrar esa pasta!
Y así siguió hablándome, ante la mirada condescendiente de los demás del grupo, que ya empezaban a aburrirse, cuando llegó al climax de mi book (había situado yo ese dibujo muy a propósito hacia el final)... sobre una elaborada perspectiva (caballera, no había aún descubierto yo el punto de fuga) un sonriente Supermán volador se dirigía a la cámara diciendo "Y no olviden supervitaminarse y mi-ne-ra-li-zar-se!!!", mientras Supergirl, de espaldas a la cámara le chupaba la polla.
El grupo recobró el interés de súbito, mirándome con cara rara (y yo a ellos con una mediosonrisa muy satisfecha) y Schmidt pasó la página casi sin descomponer el gesto. "Vaya, una temática muy osada", dijo. Pero puder ver cómo le sonreían los ojos, aunque no lo hizo evidente al resto de la concurrencia, que se daba por ofendida. Seguimos hablando un rato, aconsejándome él materiales, libros, autores de referencia y otras cosas cuyo tecnicismo acabó por disolver definitvamente el corrillo de curiosos. Me volví a mi pueblo bien contento con ese "tienes madera", que para mí era una confirmación de algo que ya sabía (la juventud va pareja a la ignorancia y la inmodestia), dispuesto a seguir dibujando como un loco.
Y muy satisfecho de haber escandalizado a los politicastros y otros funcionarietes.
Y ya está.

viernes, 3 de agosto de 2007

Abro.


Cosa fácil abrir un blog.

Mas complicado llenarlo con algo.

Veamos qué da de sí este, empezando por una declaración de intenciones:

no habrá dibujos en este espacio (sideral). Solo cosas, palabras o a lo mejor nada.

Ya se verá.
Me presento, para que sepáis quién habla, con una fotografía de mí, en una versión tuneada genéticamente por mi mujer que corretea alegremente por nuestra nave, esforzada en aprender a dejar de usar el pañal: uno más de los Seres de la Galaxia.
Bienvenidos.